Aún se ve, enmarañado entre las hojas, el ripio dejado por la última creciente.
Como crece a las orillas de ríos y arroyos, es común que las crecientes lo tapen por completo. Luego, cuando el agua baja, emerge cubierto de ramas y hojas que quedan enredadas en su follaje.
La tarde muere lentamente, y pareciera que la vitalidad que pierde quedara atrapada dentro de estas hojas de Guindillo, gritando con colores su último instante de vida.
En el Guindillo, lo mismo que con el Piquillín y el Moradillo, cada ramita termina con una espina por punta, tal como se observa en la foto.
Un pequeño corazón sangrante parece esta hojita de Guindillo, que se solea en una fresca tarde otoñal, en playas de dorada y fina arena.