La amarilla calidez de los colores con los que se marchita el Guindillo colorean la tarde de invierno.
Estas mismas hojas, que aquí observamos de cerca, vistas de lejos acusan la presencia del Guindillo, ya agazapado entre las piedras del río, ya hundido en la arena en la playa, junto a Barbas de Tigre y Romerillos.
¡Cómo brilla este rojo en la rama gris!
Estas Barbas de Viejo, hirsutas y crespas, penden de las ramas de un Guindillo, donde eligen crecer.