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Parecidas, para el ojo no experto, a las hojas del Molle, las hojas de este Maytén prodigan sombra fresca en un páramo donde el sol calcina sin piedad hora tras hora la piel. Allí abajo, el aire está fresco, fragante y húmedo. En verdad, el lugar ideal para tomar un recreo y descanso después de una larga caminata.
Parecidas, para el ojo no experto, a las hojas del Molle, las hojas de este Maytén prodigan sombra fresca en un páramo donde el sol calcina sin piedad hora tras hora la piel. Allí abajo, el aire está fresco, fragante y húmedo. En verdad, el lugar ideal para tomar un recreo y descanso después de una larga caminata.
Otra vista del mismo ejemplar de fotos atrás, pero tomada más de lejos. Aquí se deja ver lo inverosímil del lugar donde crece este Maytén, cabe una pared vertical de granito, y cómo domina, desde allí, el paraje a sus pies.
Otra vista del mismo ejemplar de fotos atrás, pero tomada más de lejos. Aquí se deja ver lo inverosímil del lugar donde crece este Maytén, cabe una pared vertical de granito, y cómo domina, desde allí, el paraje a sus pies.
A sus pies, una alfombra de verdes helechos y verdes hiedras. Arriba, el cielo azul. Con su tronco escueto y liso, este Maytén lucha por salir de las sombras del recodo, y beber la luz del sol que se cuela por entre la celosía de hojas y de ramas.
A sus pies, una alfombra de verdes helechos y verdes hiedras. Arriba, el cielo azul. Con su tronco escueto y liso, este Maytén lucha por salir de las sombras del recodo, y beber la luz del sol que se cuela por entre la celosía de hojas y de ramas.
Lamido de carnazas de líquenes, este tronco de Maytén se viste de colores y texturas que lo embellecen y adornan.
Lamido de carnazas de líquenes, este tronco de Maytén se viste de colores y texturas que lo embellecen y adornan.
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