Sombra de Toro Peje Quebracho Flojo Jodina Rhombifolia

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Foto 1 de
Estas hojas jóvenes de Sombra de Toro brotan rebozantes de vida nueva. Si bien tiernas aún, la espina aguda hinca la carne como aguja.
Aquí se echa de ver la forma de rombo perfecto que tiene la hoja de Sombra de Toro.
Cada vértice termina con una aguda espina por punta.
No es casualidad que la punta de la espina de la hoja del Sombra de Toro sea de un color rojo intenso. Así comunica este árbol, con un mensaje claro y alto, que sus hojas están protegidas por largas espinas. Los árboles también entienden de estrategias de comunicación y publicidad. ¡Y nosotros que creíamos que habíamos descubierto algo nuevo! Los árboles nos llevan millones de años de ventaja, enviando mensajes a sus audiencias destino.
Aquí podemos observar, rematando esta rama, dos hojas en distintas etapas madurativas: Una adulta y a su lado otra jóven.

Sombra de Toro

El que Tiene Rombos por Hojas

Jodina rhombifolia

Cervantesiáceas

¡Sombra de Toro! ¡Sombra de Toro! He aquí, definitivamente, el más raro de los árboles nativos de Córdoba. Raro dos veces, una por escaso, y otra por sus singulares hojas, que tienen la forma de un rombo perfecto, de donde recibe su nombre científico, Jodina rhombifolia, rhombi por rombo, y folia por hoja, en latín. Este arbolillo las más de las veces crece solo, y en el mejor de los casos, con sus hijos creciendo a la sombra de su copa. No gusta de hacinarse en muchedumbres, digo en montes, como el chañar y el Churqui Tala, que casi siempre terminan por apretarse en montecillos cerrados y espesos de su misma especie. No, nuestro Sombra de Toro es más bien solitario. Yo estimo que se debe, con toda probabilidad, a la dificultad con que germina su semilla, y a que su fruto no es alimento muy sustancioso para pájaros. De todas las semillas de árboles naturales de Córdoba, lo cierto es que todas he podido germinar salvo la de este esquivo arbolillo. Por lo general, he observado que, cuanto con mayor facilidad germina la semilla, o cuanto más atractivo el fruto, tanto más abunda la especie. Pues siendo esto así, no maravilla que el Sombra de Toro sea tan raro, y que invariablemente me emocione encontrarme con uno. He oído que, como el Chañar, sus raíces son gemíferas, lo cual explica que suelan verse, a los pies de un ejemplar añoso, varios vástagos creciendo a su sombra. También he oído que parasita otros árboles. ¿Cómo? Pues hinca sus raíces en las raíces de otro árbol vecino, por lo general un Tala, y le roba el agua y los nutrientes. Esta especie es, para decirlo con más propiedad, una planta hemiparásita, es decir, “medio parásita” en el sentido de que tiene clorofila y que puede elaborar su propio alimento por fotosíntesis. En realidad es hemiparásita cuando es joven (planta pequeña), siendo hemiparásita de raíces de plantas principalmente leñosas, pero luego, cuando tiene un buen porte se independiza y toma directamente del suelo el agua y las sales que tomaba de las raíces de la otra planta. Lo que no me deja de maravillar es cómo el Sombra de Toro sabe hacia dónde dirigir sus raíces, allá abajo, en la oscuridad absoluta de la tierra, hasta hallar las de un árbol vecino. ¿Cómo se guía? ¿Cómo las encuentra? ¿A través de señales químicas quizás? ¿Señales eléctricas tal vez? No puedo negar que muchas veces lo he visto creciendo en un abrazo, falsamente fraternal, con un Tala.

También llamado Peje, que en castellano antiguo significa pez, por la forma de sus hojas parecidas a un pez, y también Quebracho Flojo, aunque no tenga relación con los Quebrachos, el Sombra de Toro debe su nombre a que, bajo su follaje espinoso, se guarecía la hacienda de depredadores, en los tiempos anteriores a los alambrados. En Córdoba, como muchos otros árboles, es totalmente desconocido, y así, está desapareciendo en el más callado anonimato. Hoy, sólo en lugares muy bien conservados y apartados es posible hallarlo. Lamentablemente, la extremada lentitud con la que crece y la esquiveza de su semilla en germinar lo hacen vulnerable a las agresiones, tardando una eternidad en recuperarse.

La Hoja

Las hojas del Sombra de Toro son simples, alternas, brevemente pecioladas, lustrosas, de cuatro a siete cm. de largo por dos a dos y medio de ancho, y de color verde oscuro. Como dijimos arriba, tienen la forma de un rombo perfecto, terminando con una aguda espina roja en cada arista. Esta extraña forma hace que el reconocimiento de la especie en la salida de campo sea inconfundible. Otra particularidad de las hojas es que son gruesas y carnosas y, si plegadas, se parten en vez de doblarse.

El Tronco

Todo en este árbol es fuera de lo ordinario. El tronco no es la excepción. Como el Quebracho Blanco, el tronco está compuesto siempre por un solo fuste, que se alza enhiesto cual guiado por plomada de albañil. Su porte, a la distancia, es prolijo y limpio, contrastando en el monte con otras especies cuyos troncos nacen y se bifurcan del suelo confusamente, como el Garabato y el Churqui Tala. Aun los ejemplares jovenes se distinguen, con su tronco de fuste recto y flaco. La corteza, liviana y porosa como corcho, está surcada verticalmente por hondas y marcadas grietas que, tocadas aun delicadamente con la mano, se deshacen.

El Follaje

El follaje es persistente, denso y espinoso. El árbol está en extremo protegido de agresiones por su follaje. La rigidez de las hojas, que son duras y gruesas, hace que sea imposible abrirse paso por entre el ramaje. Duele intensamente la espina hincada y el riesgo de hincarse un ojo es alto. Con razón la hacienda se guarecía bajo este árbol.

La Flor

Yo lo he visto florido en Mayo, pero el mes en que florece varía según la zona. La especie es Monoclino Monoica. Las flores, hermafroditas, son diminutas, amarilloverdosas y cortamente pedunculadas, y se agrupan a lo largo de los ramos menores en breves racimos, axilares y sésiles. Su perfume es delicado y fragante, y se lo percibe desde lejos, consolando la rústica aspereza del monte con un airecillo oloroso y femenino que lisonjea y embalsama los sentidos. Cuando, ya más cerca, el perfume te invade más puro y oloroso, se oye vagamente un sordo zumbar de alas extasiadas.

El Fruto

Los frutos son drupas del tamaño de una arveja. Dentro, protegida por una corteza rojiza, albergan una semilla blanca. Como muchos otros frutos, es atacado por una avispa, que deposita sus huevos dentro, para que cuando nazca la larva, tenga por alimento el endospermo.

La Semilla

La semilla del Sombra de Toro es, cuando menos para mí, la más desdeñosa en germinar. He intentado germinarla en diversas ocasiones, de todas maneras imaginables, siempre con el mismo resultado: un fracaso rotundo. Creo que este arbolito ha escogido otra estrategia para reproducirse y expandirse. En vez de fiarse de agentes dispersores, como el viento y los animales, prefiere esparcirse a través de sus hijos que brotan de las raíces del árbol padre, pues es común ver, bajo un ejemplar adulto, muchos otros pequeños, creciendo a su alrededor, bien cerca del tronco principal, y no más apartados de la circunferencia de la copa misma.

Usos

La madera de esta especie es de poco provecho, y se emplea para trabajos menores de carpintería y ebanistería. Se le reputan también, a su corteza, semilla y follaje propiedades medicinales, que prefiero callar porque no hay validaciones serias que así lo certifiquen.


¡Sombra de Toro! ¡Sombra de Toro!

Por su peculiar rareza y su hermosura única, este extraño arbolito ocupa un lugar especial en mi corazón.

Es mi árbol favorito.

Es el árbol a cuya sombra quisiera que me entierren, para que mi alma suba hacia el cielo por entre sus ramas y hojas, como ahora la luz de esta fresca mañana de Mayo baja y me besa en la frente.

Sombra de Toro

Estas hojas jóvenes de Sombra de Toro brotan rebozantes de vida nueva. Si bien tiernas aún, la espina aguda hinca la carne como aguja.



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