Manzano del Campo Ruprechtia Apetala Ruprechtia Corylifolia Ruprechtia Excelsa Magonia Apetala Ruprechtia Mollis Magonia Mollis Magonia Corylifolia Triplaris Corylifolia Magonia Excelsa Ruprechtia Boliviensis Ruprechtia Fagifolia

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Foto 1 de
Hoja tierna de Manzano del Campo. 

La hoja jóven es tierna, flexible, blanda, y nace de un color rojo pálido. También es pubescente (tiene como una pelusa).

A su lado, otra hoja, aún plegada, está por desplegarse. 

La hoja ya crecida adquiere su color verde claro.
Flor femenina de Manzano del Campo. 

El Manzano del campo es de las pocas especies de árboles nativos de Córdoba en ser Diclino-Dioica. Sus flores son unisexuales. Comparte esta peculiaridad con el Orco Quebracho.   

Aquí vemos la flor femenina (sólo tiene pistilo, no estambre con filamento y antera como una hermafrodita), compuesta por tres sépalos de color blanco rosado. 

Dentro, se aloja la semilla.
A mitad del invierno, este Manzano del Campo, con sus hojas mustias y amarillas, se funde con la tarde, en un dorado encantamiento de oro, como abismado en un fanal de luz macilenta y moribunda.
Flor femenina de Manzano del Campo. 

En este caso, la flor es de color blanco amarillento. En la fotografía anterior, era de color blanco rosado. La variedad de colores con los que florece este arbusto alegra la monocromía verde del monte serrano en verano.

Como se trata de la flor femenina, es la que tiene el pistilo, y que recibe el polen, el cual entra por el estigma, baja por el estilo, y fecunda el óvulo, dentro del ovario, que luego se convierte en la semilla.

Manzano del Campo

El de flores multicolor

Ruprechtia apetala

Poligonáceas

El Manzano del Campo es un arbusto que abunda en las sierras cordobesas, donde alterna en las faldas y laderas de los cerros con Molles (Lathraea molleoides) y Moradillos (Schinus fasciculatus). Como el Molle, gusta de crecer entre las rajas y grietas de las peñas, las cuales con el tiempo, sus raíces, en creciendo, parten en sendos pedazos y oprimen con abrazos que estrangulan. Gran trepador, se precia de no temer los precipicios vertiginosos, creciendo firmemente asido con sus raíces de la faz lisa de desfiladeros escarpados y quebradas escabrosas. Pareciera que tampoco se siente a gusto en las llanuras, pues siempre lo he visto en las sierras, en suelos pedregosos, con poca tierra negra y buena pendiente. La altura y el frío parece preferir.

Es amigo de modas y galanterías. A diferencia de un Molle, que todo el año tiene la hoja igual, el Manzano del Campo, huyendo la monocromía aburrida de su hojarasca siempre verde, muda de ropaje en cada una de las estaciones del año, vistiendo su copa de distintos y vistosos colores. En Otoño, sus hojas se marchitan en tonos amarillos y naranjas, que no parece sino que, hechas de hojalata, se oxidaran tintas de mustio herrumbre; y en Verano, cuando está en flor, campea en el monte serrano, como claros manchones blancorosados, blancoamarillentos y rojos, que, salpicados acá y allá, se divisan en lontananza. ¡Qué gala y ornato luce, con sus flores de colores y sus hojas de borde ricamente festoneado, cual plieges bordados de un suntuoso traje real!

El Manzano del Campo debe su nombre vulgar a la similitud que cobra su aspecto con los Manzanos en Primavera, cuando florido de sus flores blancorosadas.

El Tronco

Alcanza hasta cinco metros de alzada, por excepción más, y hasta 25 cm. de diámetro. Se ramifica a poca distancia del suelo. Es liso, y de un color ceniciento, que semeja a la textura y el color que tiene la corteza de los troncos de los Mistoles y Churqui Talas. Suele hallarse cubierto de líquenes que crecen como manchones descoloridos. El fuste es invariablemente torcido y caprichoso, con la tendencia a crecer inclinado hacia un lado, en busca de la luz solar.

El Follaje

La copa es redondeada. El árbol es inerme, quiero decir, no tiene espinas. Las hojas son caducas, y es común que llegue a deshojarse de todo en todo cuando promedia el Invierno. Poco a poco, se marchitan, y se van plegando sobre sí mismas, hasta el punto en que, enfrentados los bordes festoneados, y mediando un espacio breve entre ambos, y curvo el dorso, tienen un parecido increíble con la tapita de chapa de una bebida gaseosa plegada sobre sí misma. Y así se me antojan cuando las veo, por el suelo esparcidas, a los pies del tronco. El Manzano del Campo cumple, pues, con una función esencial, y es producir y reponer, con sus hojas que se descomponen, el mantillo que cubre el monte serrano, que sirve para conservar la humedad, proveer nutrientes y evitar que la lluvia y el viento erosionen la delgada capa de tierra que se eleva por encima de la piedra de la montaña.

La Hoja

La hoja del Manzano del Campo es simple, mediana, alterna, apenas peciolada, ancha, agudo ovada, con el borde marcadamente festoneado, ásperas, algo rígidas, con nervaduras muy acentuadas y hundidas en el haz y prominentes en el envés, cuya silueta semeja el esqueleto espinoso de un pescado, y color verde oscuro, más claro dorsalmente. Tienen la tendencia a plegarse un poco sobre la nervadura central, de modo que nunca están de todo en todo abiertas. En promedio, tienen siete cm. de largo y cuatro cm. de ancho, aunque las hay mayores y menores, dependiendo de la edad. Cuando se las toca, parecen crocantes, quebradizas, y aun crujen un poco, a tal punto, que si se las pliega, quedan marcadas y hasta se parten. La hoja joven es tierna, flexible y de un color rojo suave. Tienen, además, una como pelusa sutil, son pubescentes diría un botánico.

La Flor

El Manzano del Campo es una de las pocas especies de árboles nativos de Córdoba, junto con el Orco Quebracho, que es Diclino Dioica. Diclino, porque la flor es unisexual, esto es, unas son masculinas, con estambre, y otras, femeninas, con pistilo. Por lo tanto, los órganos sexuales masculinos y femeninos no se hallan juntos en la misma flor, como en otras especies, sino en flores distintas. Y es Dioica porque la flor masculina y la femenina no se hallan en el mismo árbol, sino en árboles distintos. Todo lo cual puede apreciarse a simple vista, cuando el Manzano del Campo florece, y se echan de ver las flores masculinas, de un color rosado pálido, y las femeninas, que pueden alternar entre un color rojizo, blanco rosado o blanco amarillento. Esto recuerdo me causaba duda, porque a las veces lo veía con flores de un color, y a las otras, con flores de otro color, y no terminaba de entender por qué. Lo reputaba a que quizás se trataba de dos especies diferentes. Luego caí en mi error.

El Manzano del Campo florece de Noviembre a Marzo. El árbol macho pierde las flores antes, de modo que cuando penden las panojas secas y mustias, el árbol hembra aún ostenta sus flores con fresca fruición.

El Fruto

El fruto es un aquenio alargado que encierra una semilla con tres surcos, envuelto en 3 sépalos acrescentes rojos, oblongos, de 25 mm. de largo. La semilla germina con facilidad. Crece velozmente, alcanzando hasta un metro en el primer año de vida, en condiciones favorables.

Usos

La madera del Manzano del Campo se emplea para fabricar hormas de calzado, cucharones y otros utensilios. Con el follaje, frotado entre las manos, puede improvisarse una suerte de jabón.

Lo mismo que el Guindillo y la Lagaña de Perro, la especie bien podría emplearse como árbol ornamental para embellecer patios, parques y jardines. La variedad de colores y la larga longevidad de sus flores, que duran todo el verano, su altura breve y tamaño reducido, el que no tenga espinas, la facilidad con que germina, su crecimiento relativamente veloz y los hermosos tonos ocre con los que se envejecen sus hojas caducas, lo convierten en un árbol ideal para ambientes urbanos.

Manzano del Campo

Hoja tierna de Manzano del Campo.

La hoja jóven es tierna, flexible, blanda, y nace de un color rojo pálido. También es pubescente (tiene como una pelusa).

A su lado, otra hoja, aún plegada, está por desplegarse.

La hoja ya crecida adquiere su color verde claro.



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