Garabato Hembra
El que tiene garras de gato por espinas
Acacia praecox
Leguminosas
Poco conocido, este arbolillo serrano de porte triste pasa desapercibido lo más del año hasta que florece. Es entonces cuando sale de su anonimato y con sus flores puras se destaca por entre la espesura monocroma del monte. Aun de lejos se lo identifica a simple vista.
Es confundido comúnmente con otros árboles similares, como el Espinillo y la Tusca, con quien comparte la similitud de las hojas y las flores. Para el ojo no entendido, es dificultoso diferenciarlos. No obstante, es fácil identificarlo unívocamente si comparamos su fruto o sus espinas con los de otra especie. Así, mientras que las espinas del Espinillo son largas, rectas y blancas, las del Garabato son lustrosas, pardas y se corvan en el extremo, de tal manera que semejan las garras de un gato. Ciertamente, he aquí el atributo que lo hace más inconfundible. Y para cualquiera que, como yo, se haya hincado con una espina y haya quedado prendido sin poder zafarse, de seguro nunca más ha de dudar de qué especie se trata.
El Tronco
Se puede hallar el Garabato como árbol y como arbusto. Cuando arbusto, no hay un solo tronco, sino que brotan varios de la tierra en distintas direcciones. Supongo que de aquí recibe su nombre. Cuando árbol, por el contrario, emerge de un solo tronco, que cuando joven es liso, manchado y apenas azulado, y cuando viejo, se vuelve más agrietado, leñoso y áspero, casi siempre lamido de carnazas de hongo y de líquenes. En los ejemplares adultos, el tronco alcanza 25 cm. de diámetro y se eleva hasta alcanzar los 4 metros de altura.
La Hoja
Las hojas del Garabato Hembra son compuestas, bipinnadas, paripinnadas, con 3 o 4 pares de pinas, cada una con hasta 34 foliolulos a cada lado. La hoja es caduca, aunque no llega a perder todo el follaje. A veces, para identificar una especie, ayuda compararla con otra. Es que, en notando las diferencias, se puede luego conocer mejor a qué especie pertenece el árbol. Si cotejamos entonces los foliolulos del Garabato con los foliolulos del Espinillo, veremos que en el primero son mucho más largos, anchos y espaciados entre sí, en tanto que en el segundo, son más menudos y se hacinan más unos con otros.
La Flor
Florece en primavera, pero también lo he visto en flor en Agosto, pleno invierno. Las flores son muy parecidas a las del Espinillo, en tamaño y forma, pero no en color. En tanto que las flores del Espinillo son amarillas, las flores del Garabato son de un blanco amarillento, que no llega a amarillo de todo en todo. A no ser por esta diferencia en el color, a simple vista no se podrían diferenciar unas de otras. Tan parecidas son. En realidad, lo que a simple vista parece una sola flor, es un conjunto de flores individuales que, hacinadas unas con otras, forman lo que se conoce como “inflorescencia.” Así, en el caso del Garabato Hembra (Acacia praecox), Espinillo (Acacia caven) y Tusca (Acacia aroma), los pompones blanco amarillentos que vemos con el ojo desnudo, en realidad es una inflorescencia compuesta por muchas otras flores individuales, que juntas y agrupadas, parecen una sola flor. Una de las cosas que más me maravilla del Garabato es el perfume de sus flores. Admira que un árbol que se cría en asperezas tan adustas, despida un aroma tan delicado, exquisito y fragante. ¡Qué experiencia sensorial aspirar hasta hinchar el pecho el perfume aquel! Te entra como un efluvio espeso y fresco que pareciera limpiarte el aire de los pulmones. Y con ser tan pequeña la flor, dura largo tiempo después de cortada el fino perfume.
El Fruto
El fruto es otra manera de diferenciarlo de otras especies que se le parecen, con la desventaja de que como el árbol no siempre carga fruto, es una metodología falible. El fruto es una vaina oblonga, apenas sinuosa, de entre 6 y 10 centímetros de largo, y dos de espesor.
Usos
La madera del Garabato, pese a ser resistente y densa, debido a que el tronco no se cría muy grueso, sólo se emplea para cabos de herramientas, como cabos de hachas, y para carbón y leña.
Tardecita Serrana Dudu dada di, Voy tarareando porque sí. La tarde es clara y azul. Sopla una mansa brisa Que en mi botella silba. Voy caminando ligero Por el humilde sendero, La piel tostada de sol Y rasguñada de espinas. Va caminando conmigo El niño que una vez fui. Dudu dada di, Voy tarareando porque sí...