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Son las cinco de la tarde, en una tibia tarde de Noviembre, y la luz que se descuelga por entre el ramaje, cae blandamente y enciende estas hojas de Alvarillo, que beben el sol, abiertas de par en par.

Son las cinco de la tarde, en una tibia tarde de Noviembre, y la luz que se descuelga por entre el ramaje, cae blandamente y enciende estas hojas de Alvarillo, que beben el sol, abiertas de par en par.

¡Cómo contrasta la aguda punta de la espina con la suave curvatura de la hoja y su borde liso!

Así guarda con recato y celo su virginal belleza el Alvarillo, defensivo de la mano vil que quiera arrancarla.

¡Cómo contrasta la aguda punta de la espina con la suave curvatura de la hoja y su borde liso!

Así guarda con recato y celo su virginal belleza el Alvarillo, defensivo de la mano vil que quiera arrancarla.

Frutos y más frutos, aún verdes, del Alvarillo. 

Más que generoso, pródigo, es de ver cómo se esmera, y con qué empeño, en dar lo mejor de sí, fruto a fruto.

Frutos y más frutos, aún verdes, del Alvarillo.

Más que generoso, pródigo, es de ver cómo se esmera, y con qué empeño, en dar lo mejor de sí, fruto a fruto.

La rama tierna brota tinta de un color entre rojizo y violeta. Es flexible y tierna. Luego, con la edad, se vuelve más leñosa y quebradiza.

La hoja también revienta con unos hermosísimos tonos morados y colorados que, cuando la luz del sol los hiere, despiden un rojo sangre, como si un pequeño corazón estuviese latiendo, dentro, en el tronco escueto.

La rama tierna brota tinta de un color entre rojizo y violeta. Es flexible y tierna. Luego, con la edad, se vuelve más leñosa y quebradiza.

La hoja también revienta con unos hermosísimos tonos morados y colorados que, cuando la luz del sol los hiere, despiden un rojo sangre, como si un pequeño corazón estuviese latiendo, dentro, en el tronco escueto.

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