Desnudas están estas ramas, pero ya asoman los primeros brotes. El invierno con sus heladas ha sido largo y duro, pero con la mansa tibieza de las tardes de Noviembre, renace con una fuerza nueva este infante Alvarillo, alto como un niño de 4 años.
En las ramas deshojadas, ¡con qué fuerza emergen las hojas verdecidas!