A la sombra de un hermoso Quebracho Blanco, haciendo una pausa en mi salida, en la Reserva Natural Parque San Martín.
El ruido de las hojas y las ramas, que se quejan blandamente, me trae paz y tranquilidad. Dialogo con el árbol en silencio, escuchando su lenguaje místico.
Quebracho en la Luna:
Hace unos 470 millones de años, las plantas colonizaron la tierra.
Mil años hacia adelante, en medio del desolado paisaje lunar, este Quebracho empieza a desplegar sus cotiledones, bebiendo la luz del sol.
Atrás, a más de 380.000 km. de distancia, la tierra, apenas un punto en la astral hondura infinita, flota en el espacio sideral.
La luz atraviesa esta hoja de Quebracho Blanco, y la enciende vivamente.
Mientras que otros árboles pierden sus hojas en este otoño frío y mortecino, el quebrachal mantiene sus hojas, que se solazan en la tibieza que queda de la tarde.
Cada vez que compramos una bolsa de carbón, ¿pensamos con qué se produce y de dónde viene?
Cuando compramos ladrillos, ¿pensamos con la leña de qué árbol se cocieron en los hornos?
Cuando alquilamos la cabaña en las sierras, ¿pensamos de dónde salieron los troncos con los que está construida?
Un árbol hermoso como el Quebracho Blanco tiene que caer para producir carbón, ladrillos y cabañas. Y lo peor, nadie lo sabe.